Los vecinos de un edificio que tiene un Burger King en sus bajos viven entre fétidos olores y gases tóxicos. Estos provienen de la fosa séptica que tiene arrendada el restaurante. Uno de ellos, Margarita Girona, se ha querellado contra la multinacional por atentar contra su salud, ya de por sí delicada pues padece Sensibilidad Química Múltiple (SQM).
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